Cómo lograr que nuestros hijos y alumnos crezcan con un pensamiento empático

 Los seres humanos somos sociales por naturaleza, es decir, nos necesitamos unos a otros para satisfacer nuestras necesidades sociales y cognitivas. Sin embargo, una gran paradoja es que aunque se pensaría que crecemos siendo empáticos por el simple hecho de estar rodeados de personas, esto no es verdadero en la mayoría de los casos.

 

La empatía, así como otras actitudes, se puede y debe desarrollar desde una edad temprana. Es tarea de padres, tutores y maestros quienes están a cargo de niños y adolescentes, contribuir con este proceso.

 

Para que una persona comprenda que otras personas tienen diferentes ideas, sentimientos y pensamientos a los de ellos, se puede seguir una serie de pasos que pueden ir robusteciendo esta actitud.  Siempre se debe tener en cuenta que el objetivo de desarrollar un pensamiento empático es responder con respeto, cuidado y conciencia ante la diferencia.

 

¿Qué puedes/debes hacer para que tu hijo/alumno desarrolle un pensamiento empático?

 

Establece una relación en la que tu hijo se sienta seguro, apoyado y amado. Sentirse aceptado ayudará a que tu hijo acepte a otros cuando crezca.

 

Haz que comprenda que es un persona individual, separada del resto (los primeros 2 años de vida el niño se siente como una extensión de sus padres o cuidadores y no como una persona diferente). Un espejo puede ayudar.

 

Haz que comprenda que otros pueden tener diferentes pensamientos y sentimientos  a los que él tiene.

 

Haz que reconozca los sentimientos más comunes que la gente experimenta: felicidad, tristeza, sorpresa, enojo, desilusión, etc.

 

Haz que observe una situación particular, como ver que un compañero de clases se despide de su papá cuando lo deja en la escuela e imaginar como él, y con ello su compañero, se podrían sentir en ese momento.

 

Haz que imagine qué respuesta sería la apropiada o reconfortante en una situación específica como ofrecer a su amigo un juguete favorito u oso de peluche para hacerlo sentir bien.

 

 

  

Otras acciones que promueven el desarrollo de la empatía.

 

Empatiza con tu hijo: Por ejemplo, ¿Te da miedo ese perro? Me parece que es un buen perro, pero estoy de acuerdo contigo de que está ladrando muy fuerte y sé que eso puede dar miedo. Voy a tomar tu mano/abrazarte hasta que se vaya.

 

Habla de los sentimientos de otros: Por ejemplo, Raúl se está sintiendo triste porque tomaste su carrito. Por favor devuélvele su carro y escoge otro juguete.

 

Dale ideas de cómo puede ser empático: Por ejemplo, vamos a comprarle a Carla un helado para que se sienta mejor por su rodilla raspada.

 

Lee con él historias que ilustren algún sentimiento: Existen mucho libros para niños que abordan sentimientos específicos. La próxima vez que compren libros, no olviden incluir algunos de este tipo.

 

Sé un modelo de empatía: Recuerda que tu hijo aprende de lo que observa en ti, si él ve empatía, mostrara empatía y viceversa.

 

Específica a la persona que es afectada: A mí no me gusta cuando me pegas. Me lastimas. ¿A tí te gusta que te peguen? Esto ayuda a desarrollar conciencia de sí mismo y otros.

 

Valida sus emociones: Cuando nuestro hijo se siente triste, frustrado, enojado, etc. intentamos solucionar esta situación lo más pronto posible porque lo queremos alejar del dolor. Sin embargo, estos sentimientos son parte de la vida y debemos aprender a gestionarlos. Por ejemplo, entiendo que te enojaras porque apagué la tele y sé que te gustan mucho los programas de animales, pero quedamos que solo verías un programa de 30 min. Cuando te sientas más tranquilo me puedes ayudar a hacer unos sándwiches para la cena o puedes juagar en tu habitación mientras yo los preparo.

 

Usa el juego de simulación: Habla con tu hijo de sentimientos y empatía mientras juegan. Por ejemplo, peluche león no quiere tomar turnos y dejar que peluche pony juegue. Preguntar, ¿Cómo crees que se siente peluche pony? ¿Qué consejo le debemos dar a peluche león?

 

Reflexiona sobre el uso de un -lo siento-: Es muy común pedir a los niños que digan la frase “lo siento” cuando cometieron algún error. Esto no es necesariamente útil para desarrollar empatía, ya que cuando los niños son muy pequeños, en realidad no entienden lo que significa y cuando ya son más grandes, aunque lo puedan entender, no siempre lo sienten. Es mejor hacer que se enfoque en los sentimientos de la otra persona. Por ejemplo, mira como Juan se ve muy triste y está llorando. Se está sobado la pierna porque lo empujaste y se cayó. Acerquémonos para ver si lo podemos ayudar de alguna manera. Con esto ayudamos a los niños a que entiendan la relación entre la acción (empujar) y la reacción (un amigo que está triste y llora).

 

Sé paciente: Desarrollar empatía es un proceso  que no se logar de la noche a la mañana. No importa la edad de tu hijo/alumno ayúdalo a seguir desarrollando empatía lo cual le permitirá ser más feliz y hacer a otros a su alrededor también felices.